En el 2.006 llegan a mis manos las bases de un concurso literario, para mayores de 50 años, sobre Córdoba Patrimonio de la humanidad y sobre nuestras vivencias, y como en los tebeos se me encendió la bombilla, de pronto pensé que yo que me he criado en el casco antiguo rodeada del patrimonio histórico más extenso de la ciudad, podría intentarlo, total sólo eran tres páginas, pero yo no escribía desde; sabe dios. Lo conseguí, el titulo. Qué suerte he tenido. El primer relato corto, de mi vida, en el explico, que no tenía ninguna pretensión, “fueran a creerse”, pero sin embargo, me dieron un tercer premio. Sinceramente el premio me daba igual, fue más importante para mí descubrir el placer por la escritura, como en su momento me paso con el de la lectura. Desde entonces no he dejado de practicar ambos.
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